¿La noche de San Juan es pagana o cristiana?
El sueño de una noche de verano...
La Noche de San Juan, dicen, es una fiesta pagana. Una tradición celta. Una celebración solar ancestral robada por el cristianismo.
Da igual el medio: un artículo en El País, National Geographic, una cuenta de espiritualidad en Instagram o la web del Ayuntamiento de tu pueblo. Todos repetirán, sin pestañear, que la Iglesia se apropió de una fiesta pre-cristiana. Y si se ponen técnicos, sacarán el nombre de una fiesta misteriosa: Litha.
¿Te suena? Pues deja que te cuente una historia.
✧ Litha: el mito del mito
Litha nunca existió
No en el mundo celta, ni en el romano, ni en el germánico.
Suena antiguo, pero es moderno. De hecho muy moderno.
La llamada “Rueda del Año” con sus ocho festividades —Litha, Beltane, Samhain, etc.— fue elaborada por el movimiento neopagano en la década de 1970. El nombre Litha fue acuñado por Aidan Kelly en 1974 para designar el solsticio de verano dentro de la wicca.1
La wicca fue un nuevo movimiento religioso sincrético creado en los años 50 por Gerald Gardner, un funcionario británico, que combinó magia ceremonial, folclore europeo, masonería, ocultismo y espiritualismo del siglo XIX.
Gardner decía haber heredado una religión antigua, pero buena parte de sus ritos los diseñó él mismo… y, según algunos autores, directamente los copió de Aleister Crowley.2
En realidad, Litha no tiene una raíz histórica común en los pueblos celtas. De hecho, nunca existió una única religión celta, ni un calendario unificado, ni sabbats, ni ritos compartidos.3 La imagen romántica del “celtismo ancestral” —figura del druida incluida— es una construcción moderna.4
“La idea de una religión celta pan‑europea, con un calendario fijo de ocho festividades encabezadas por druidas, es una construcción romántica y neopagana del siglo XX; no existe respaldo arqueológico ni textual antiguo que la sostenga” Silvia Alfayé, Prof. Universidad de Zaragoza
Litha no es un verdadero legado ancestral.
🛑Pero… ¿y si tal vez no necesitamos inventar raíces nuevas, sino redescubrir las que ya están bajo nuestros pies?
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Kelly tomó prestado el nombre Litha de un tratado del siglo VIII escrito por Beda el Venerable, un monje inglés. En su obra sobre el calendario anglosajón, Beda menciona que a los meses de junio y julio se los llamaba Ærra Līða y Æftera Līða, que en inglés antiguo significan “antes de Litha” y “después de Litha”. Pero Litha no era ninguna festividad ni un evento ritual. Beda dice que Līða significaba “navegación tranquila” o “suavidad”, refiriéndose posiblemente al buen tiempo típico del verano, cuando el mar estaba en calma y se podía navegar con seguridad.
Aleister Crowley (1875–1947) fue un ocultista, escritor y místico británico conocido por fundar la filosofía religiosa llamada Thelema. Tuvo gran influencia en movimientos esotéricos modernos y en el desarrollo de rituales mágicos.
Silvia Alfayé, profesora de la Universidad de Zaragoza, critica las imágenes idealizadas del paganismo europeo y muestra cómo muchas creencias actuales parten de estereotipos inventados. La investigadora señala claramente que el concepto de una “religión celta” homogénea o un calendario ritual uniforme es una retroproyección moderna: “La idea de una religión celta pan‑europea, con un calendario fijo de ocho festividades encabezadas por druidas, es una construcción romántica y neopagana del siglo XX; no existe respaldo arqueológico ni textual antiguo que la sostenga”, Imposturas célticas. Y, por cierto, esos antiguos pueblos no eran un ejemplo de armonía con la Tierra: practicaban sacrificios humanos complejos y cruentos. Decapitaciones, arrancamientos de lengua, mutilaciones rituales... Y de esto sí hay evidencias arqueológicas. ¡Un horror que nada tiene que ver con encender una hoguera, danzar alrededor y pedirle deseos!
Los druidas sí existieron, pero sabemos poco de ellos con certeza. Parte de lo que circula hoy sobre los druidas procede más de la fantasía y la reinvención moderna que de los hechos históricos. En los siglos XVIII y XIX surgió el neo-druidismo, muy influido por el esoterismo y el nacionalismo romántico. A él le debemos la figura idealizada del druida que ha llegado hasta nosotros.